Relatos de fantasmas III
- Milton Berrocal
- 23 oct 2017
- 4 Min. de lectura
En esta oportunidad les voy a narrar unas historias de fantasmas que me envió un suscriptor acerca de sus experiencias paranormales en hoteles.
En mi ciudad, Lima, es muy raro que las personas alquilen habitaciones de hoteles para quedarse a dormir o simplemente para pasar la noche. Generalmente las personas alquilan una habitación para tener un encuentro sexual con sus parejas y al concluir esta simplemente se retiran.
Más no he sabido de personas solas que alquilan una habitación de hotel para dormir menos para quedarse por espacio indefinido. En ese caso, se alquila un cuarto por espacio mínimo de un mes, generalmente personas solas como estudiantes, personas de provincia u otros particulares ya que además es mucho más económico que alquilar la habitación de un hotel.
Sin embargo, hay excepciones como el suscriptor "X" quien tiene la peculiaridad de quedarse a dormir algunas noches en cuartos de hoteles. Como repito, esto puede ser extraño, ya que generalmente sólo se alquila la habitación para mantener intimidad con la pareja. En realidad, a mí no me parece extraño, ya que la función de un hotel es la de brindar refugio además de ser un lugar donde se pueda pernoctar. En el caso de "X", él se queda a dormir en los hoteles sea para estudiar o leer sin que nadie lo moleste, sea para sentir la experiencia de pasar la noche en un lugar extraño.
Pues bien, el dormir en un cuarto de hotel supone la posibilidad de tener un encuentro paranormal.
En una ocasión, él se quedó a dormir en un hotel del cercado de Lima. Eran las 10.30pm. Se alojó y se dirigió a su cuarto, ubicado en el segundo piso.
Se echó a dormir. Cuando estaba algo dormido sintió que algo se subió a su cama y se echó sobre él. Quiso moverse pero no podía. Sintió un peso muy fuerte en su cuerpo y que le respiraron en la cara. En eso el horror se apoderó de él y comenzó a orar en su mente y el peso se fue y pudo moverse. Después de casi una hora y sólo con la luz encendida, él pudo dormir.

En otra ocasión, él aprovechando que estaba por el centro histórico de Lima decidió alquilar un cuarto de hotel que estaba cerca de una iglesia. Lo bueno del cuarto es que tenía un baño dentro de la habitación, por lo que no necesitaba salir de ella para ir a hacer sus necesidades.
Tras instalarse en su cuarto, decidió leer una novela antes de irse a dormir. No había pasado mucho cuando escuchó una risa de un hombre que provenía del baño. Él se atemorizó puesto que pensó que había un hombre dentro del baño. Se le vino a la cabeza muchas ideas cómo que el anterior huésped se quedó en el baño borracho y no salió o que era un ladrón. Él se aproximó con algo de miedo y abrió la puerta del baño pero no encontró a nadie. Él suspiró pensando que había sido en el cuarto de al lado. Aprovechó para ir a miccionar y se olvidó de cerrar la puerta del baño. Apagó la luz de la habitación y se echó en la cama.
Estaba haciendo esfuerzos por dormir cuando escuchó unos pasos que provenían del baño. Eso sí le dio miedo. Él lentamente hizo un esfuerzo para poder levantarse lo suficiente como para poder ver desde su cama el interior del baño. Aún a través de la oscuridad, pudo vislumbrar la silueta de un hombre parado en el interior del baño. Las fuerzas simplemente se le fueron y el terror se apoderó de él y se echó a su cama y se tapó con las cobijas. Volvió a escuchar la risa del “hombre” y escuchó que este comenzó a caminar saliendo del baño y estando en la habitación. Se lamentó esa noche por no haber cerrado la puerta del baño. Escuchó los pasos ir y venir por toda su habitación. Los pasos se detuvieron y sintió entonces una mirada sobre él. De pronto le jalaron bruscamente la manta. Simplemente él se llevó la mano a los ojos para no ver mientras salmodiaba una oración en medio de su desesperación. Escuchó unos pasos retroceder en dirección del baño. Aprovechó para taparse con las cobijas. No tuvo la valentía de levantarse y cerrar la puerta del baño. Él no llegó a conciliar el sueño durante toda la noche.
A la mañana siguiente, ni bien amaneció él se levantó apresurado, y con visibles ojeras, para salir del hotel. Eran casi las 5.50am y el encargado del hotel al verlo salir muy temprano se sorprendió tanto. Como la puerta del hotel no abría, el encargado del hotel le pasó la voz diciéndole que estaba cerrada la puerta y que ahora lo abría. El encargado aprovechó en preguntarle “¿Por qué tan aprisa?” y "X" le respondió bostezando con algo de cansancio “tengo cosas que hacer” en eso el encargado le dijo “parece que no ha dormido nada”. "X" sólo se limitó a decir “gracias” y raudamente se fue del hotel.

Otra experiencia fue que en una noche estaba por un barrio peligroso así que decidió que lo mejor era quedarse a dormir en un hotel y divisó uno.
Dicho hotel estaba al frente de un cementerio. Ni bien ingresó al cuarto, sintió una pesadez en el ambiente. Cuando se acostó, sentía que varios ojos lo miraban. Le pareció oír susurros en la habitación.
De pronto escuchó unos lamentos de una mujer en la acera del frente del hotel. Su cuarto daba justo a la calle así que se levantó más curioso que asustado y vio a través de la ventana a una mujer vestida con una manta negra y un largo vestido negro que caminaba por la acera del cementerio dando sollozos.
Allí se atemorizó un poco y se echó a dormir. Salvo la pesadez del cuarto, no sintió nada raro.
Al día siguiente se levantó y le preguntó a la encargada del hotel, quien era una señora que promediaba los 50 años, sobre si escuchó unos sollozos de una mujer y ella le respondió que “sí y la verdad déjeme decirle que estoy sorprendida de que no te hayas asustado ya que esa es una fantasma que recorre por algunas noches el cementerio de enfrente. Más bien quería preguntarle si no lo molestaron en su habitación” “no” “es que algunos clientes se quejan de que penan en sus cuartos” “¿así’?” “si, ya que este hotel fue antes una funebrera”. "X" se quedó helado y dejó de entablar conversación y se fue.

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